Nada que decir en torno al criterio para la selección. Los jurados sabrán cómo lo han hecho y supongo que, a buen seguro, lo han hecho bien.
"Chapeau" por el infantil, ni un sólo detalle se ha filtrado -o por lo menos así parece-, como debe de ser.
El evento
De nuevo la lluvia nos causó problemas. Esta época es muy propicia a los sustos meteorológicos y a aguar, y nunca mejor dicho, la elección de las Cortes de Honor. Y esta vez nos hizo bien la pascua.
Nada que objetar respecto a la decisión tomada por la directiva para anular el acto previsto en la plaza de toros. A eso se llama coherencia en la decisión y tener la adecuada información de los servicios meteorológicos. Lo que ya no fue tan coherente es la reacción de una minoría de los presentes en la plaza. Lógico y natural que el público, sin conocer esa información aludida, pidiera la reanudación del acto cuando dejó de llover unos instantes, pero una cosa es pedir la continuación y otra la de arremeter contra las personas de una forma injustificada, como se demostró momentos después. Lo bien cierto es que Valencia recibió agua para dar y vender y que no permitió que el acto se llevara a cabo veinticuatro horas después como estaba previsto, ya que el agua arruinó todo el montaje.
No podemos pasar por alto el esfuerzo que se ha realizado desde la Junta Central Fallera. No debemos dejar de reflejar la actitud de todos y cada uno de los miembros del ente fallero que colaboraron en este acto, porque dar una solución tan rápida a un problema tan grande no es nada fácil. Conocemos el trabajo realizado, las horas sin dormir, el esfuerzo de todo el conjunto de personas que participaron en el evento y, desde esta atalaya que nos encontramos, queremos reconocerlo. También resaltar la colaboración de los responsables del pabellón de la Fonteta, que no pusieron pegas al montaje en sus instalaciones. Lástima el final, con el comportamiento censurable de los encargados de la seguridad, que demostraron su incapacidad y su falta de respeto con parte del público, en especial con una Fallera Mayor de Valencia a quien humillaron con su actitud totalmente machista y rastrera.
Y por fin se despidieron
Parecía que nunca iba a llegar, pero al fin llegó. Me refiero a la despedida. A la tercera fue la vencida y Marta e Inma pudieron trasladar su adiós al colectivo. No debe de ser fácil, por aquello de los nervios, mantener durante tres días una situación similar guardando lo que hay que trasladar a sus falleros, pero no hubo otro remedio. Inma no pudo con la tensión y su despedida fue un suplicio, hizo llorar a medio pabellón. Marta ha demostrado a lo largo del ejercicio que sabe controlar su emociones y así lo hizo; mientras que la voz de la niña se quebraba continuamente por la emoción, la mayor controlaba lo que estaba haciendo y enlazó un buen discurso, sin olvidarse de la Mare de Déu, del ejercito español, nunca antes mencionado, y de todas las personas y entidades vinculadas a su cometido como Fallera Mayor de Valencia. Nada de Junta, pero queremos entender que fue un lapsus.
Y ahora a esperar, poco, porque el nombramiento está ya a la vuelta de la esquina. Sólo queda desear que el jurado que se nombre sepa bien lo que hace, sepa lo que los falleros desean y no se dejen guiar por falsas apariencias.
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