Raquel Alario lució durante el intercambio de fotos un traje en el que la elegancia y la tradición se combinan con la historia, tanto de la seda valenciana como de la su familia. Y es que el tejido con el que está confeccionado tiene mucho que contar.
Se trata de un damasco tornasolado en azul marino y cardenal. Esta tela pertenecía a la familia de Raquel y tiene más de 120 años de antigüedad. Con ella se confeccionó un traje único, para el que se contó también con piezas de los más destacados indumentaristas.
Artesanía Viana es la firma responsable de las manteletas. Ana Jiménez revela que Raquel “tiene su criterio y sus ideas muy claras” pero que también “se deja aconsejar y escucha”. Viana ha realizado las manteletas, además de para este traje, también para el que llevó Raquel en el homenaje de las Fuerzas Armadas, entre otros destacados.
Las manteletas de esta confección están bordadas en punto de cadeneta sobre organza de seda natural en color tostado, con hilo en beige mate. Sin metal ni lentejuelas, las piezas están rematadas con una puntilla de alençon. Hay que destacar que el dibujo del centro del delantal se realizó a juego de la puntilla. “La armonía de la manteleta con el tejido es fundamental”, subraya Ana.
Margarita Vercher, por su parte, es la fabricante del cancán y la enagua que viste Raquel. Alicia Morillas explica que Raquel ha llevado “el cancán modelo Mireia, adaptado según el peso de la falda, en los trajes que lució en la Gala Fallera, en el homenaje de las Fuerzas Armadas y en este caso”. Además, también llevó un ahuecador para bailar y enagua de la firma en la Dansà en honor a la Virgen de los Desamparados.
"Como característica de los cancanes -subrayan sus responsables- la cinturilla de velcro es famosa por su comodidad y ajustabilidad. Además, "son muy ligeros y duraderos gracias a sus materiales exclusivos y su tensor de aro patentado, que mantiene los diámetros permanentemente".
Al cancán Mireia se le une, en este caso una enagua de batista y valencié realizada en exclusiva para Raquel. Y es que tal y como afirma Alicia, vestir a la Fallera Mayor es “una gran responsabilidad y un enorme orgullo”.
