El vuelo de las faldas y su aumento de volumen o, si lo prefieren, “acampanamiento”, es un detalle que preocupa a la alcaldesa Barberá desde hace años. De hecho, y tras diversos comentarios realizados durante el ejercicio 2007, en el año 2008 la referencia contraria al vuelo excesivo se hacía más que evidente, no entendiendo esa anchura y afirmando la primera edil que era necesario "un pacto general para cambiarlo”, ya que no hay razón “para ponerles unas campanas de falda tan grandes”.
Barberá puso como ejemplos de vuelos tradicionales esculturas de Benlliure y hasta incluso un cuadro que se encuentra en el Palacio de Cervelló, el besamanos de Isabel II, en el que se encuentra el ejemplo de vuelo ideal, según indicaciones de la propia alcaldesa.
Este año, y en declaraciones realizadas tras la conclusión de las fiestas falleras, la alcaldesa propuso la idea de que la Junta Central Fallera establezca unas normas oficiales del traje de valenciana. Barberá ha realizó estas consideraciones durante un encuentro informal mantenido con los periodistas, tras la inauguración del nuevo centro de salud Valencia-Juan XXIII. “Invito a todos los valencianos a ver los videos de la Ofrenda y podrán verán a niñas de 6, 7 u 8 años con unas faldas enormes, con una increíble cantidad de tela en la cintura, en una cintura tan pequeña, que es absolutamente antiestética”, comentó.
La alcaldesa, que aseguró que hablaba como “una valenciana más” señaló que esta opinión se expresaba “dentro del máximo respeto al mundo fallero”, pero se mostraba partidaria de “estimular estas reflexiones”.
De esta forma, se abría una vez más la puerta al debate y la opinión.
La opinión de los indumentaristas
Actualidad Fallera ha querido saber de primera mano la opinión de los profesionales de la indumentaria. A continuación les ofrecemos sus conclusiones.
Estoy de acuerdo en que alguien frenara esos volúmenes y esos excesos en los largos que vemos en el traje de valenciana hoy en día, pero también opino a favor de los indumentaristas que si los modelos que queremos confeccionar son de influencia del siglo XVIII o XIX, la mujer iba hueca y larga. Sólo a finales de 1800 y principios de 1900, fue acortando y quitando vuelo a sus faldas.
También está en función del acto que represente la clienta o cuál es su demanda. Si se le está confeccionando un vestido para su exaltación, lo trabajamos con tejidos en sedas y metales, naturalmente como valenciana haría para un acto tan noble y con influencias de la moda de la Corte.
Pero a su vez, no es propio hacer lo mismo para un acto de casal, crida, replegà, etc. Hay telas preciosas, sencillas y sobre todo muy ligeras que no pesan, y entonces sí que representan al pueblo con sus trajes y complementos adecuados.
Mi criterio es que el vuelo se debe sacar a base de enaguas, no de aros, para poder igualar el volumen que tenía al llevar camisola, brial, refajo, enaguas de encajes y por último la falda de seda. Eso siempre si la ocasión lo requería.
Flor
Para que una falda tenga un vuelo bonito debe medir entre 3,70 y 4,20 metros, dependiendo del ancho de la tela.
Una falda de valenciana debe tener movimiento y para ello es necesario llevar un ahuecador apropiado. Lo correcto sería que llevaran de tres a cinco enaguas -alguna de ellas almidonada-, pero hoy en día recurrimos al ahuecador porque es mucho mas cómodo y la cinturas lo agradecen.
Existen diversos tipos de ahuecadores y cada indumentarista tiene sus preferencias. A mí, personalmente, no me gustan los vuelos excesivos, pero tampoco me gustan las faldas lacias.
En ocasiones se ha rechazado el uso de los aros en los ahuecadores porque muchas veces dificulta el movimiento libre de la falda, pero para mí la solución radica en encontrar la holgura exacta y si para ello es necesario el uso de algún aro, no le veo el inconveniente, siempre que el vuelo sea natural y permita el movimiento de la falda. Parece fácil cuando ves los trajes hechos pero en un probador observas cada día los pros y contras de cada tela, pues todas no pesan lo mismo y cada una necesita un tipo de ahuecador. Si es una seda sin nada de metal, con poco que pongas tienes el vuelo que necesita, pero si la tela es muy pesada se necesita un ahuecador mas armado.
Independientemente de lo que yo piense como indumentarista, también hay que contar con los gustos de cada clienta, porque podemos asesorarles en cuanto a qué es lo correcto o lo más favorecedor, pero la decisión final es de ellas.
Con respecto al ancho que llevaban las mujeres en la época entre el siglo XVIII y XIX hubo una variación por moda y circunstancias de evolución.
En principio se llevaban miriñaques con aros, varillas y acolchado de volantes, dependiendo lo que querían realzar, y después por comodidad se ha llegado a llevar tres enaguas diferentes: la camisa; un faldón sin apenas adornos; una enagua con jaretas y bordados; por ultimo según la época del año otra que seria de lana, algodón, tafeta, lino, bordadas con colores y que podían ser de color.
Hoy por comodidad sólo se lleva un ahuecador con varios volantes de tul a diferentes alturas, algún aro y una enagua de hilo o algodón bordados.
El problema no está en poner más o menos caídas de tejido, ya que eso depende de la cintura y altura de la persona que lo tiene que llevar, el peso las telas y que el frunce de la falda este bien repartido, la falda tiene que tener movimiento al andar y eso depende de muchas cosas, no podemos poner una norma estándar para todas por hoy en día existen tantos tipos de tejidos y personas que hay que adaptarse a ellos y cada caso es diferente. Personalmente creo que el vuelo de la falda no debe empezar a la altura de la cadera, sino a partir de media pierna para que sólo dé anchura desde esa zona hacia la orilla de la falda.
Son tantos los factores que influyen en el vuelo de falda que no tendríamos suficientes paginas para hablar sólo de este tema.
Por supuesto, daros las gracias por dejarnos opinar y esperemos poder hacerlo no sólo del vuelo, sino de otras cosas también, casi o más importantes que el vuelo de la falda, sobre la indumentaria en general.
Antes de comenzar a hablar sobre los guardapiés de valenciana, conocidos popularmente como faldas, tendremos que distinguir dos conceptos fundamentales como son: el vuelo y el volumen. El vuelo será los metros de tela que forman el diámetro de un guardapiés, mientras que el volumen será el espacio y la forma que tiene éste.
El vuelo que se puede entender como más correcto sería el más aproximado a cuatro metros, que es el que tenían los guardapiés en la época en que basamos nuestra indumentaria, siglo XVIII. Debemos tener en cuenta que los telares actuales de doble ancho tienen una dimensión aproximada de 1,40 m. y tres caídas de tela darán un vuelo de 4,20 m.
El volumen considerado como el más apropiado seria producido por las enaguas, sobre enaguas, refajo, etc. Nos referimos a la ropa interior femenina de la época, y el más apropiado en este caso sería el producido por dos enaguas de tela siempre que estas tengan el vuelo similar al de los guardapiés.
En la actualidad cancanes, alzadores, ahuecadores y demás inventos relativamente modernos le están dando a nuestro traje una imagen que distorsiona y fea en su conjunto y que no representa ni de lejos lo que era el traje de valenciana en el siglo XVIII, saltándose toda su historia y evolución por el mero afán económico, escudándose en una falsa, o en el mejor de los casos, desconocida historia de nuestro traje de valenciana.
En Serrano i Navalón, respecto al vuelo de las faldas de valenciana, lo primero que tenemos en cuenta es el estilo del traje, puesto que en distintas épocas de nuestra indumentaria, éste variaba de manera significativa.
Partiendo de que el traje de valenciana actual, en la mayoría de los casos, dista mucho de la indumentaria más auténtica y purista, teniendo en cuenta el tipo de tejido que haya elegido el cliente, recomendamos un tipo de ahuecador u otro, si bien nos inclinamos por un vuelo no excesivo que acentúe de forma elegante y natural el andar de la mujer valenciana, primando el sentido común en la elección final.
Realmente como indumentaristas no tenemos problemas con el vuelo de las faldas. Nosotras seguimos las tendencias que nos marcan las clientas y las revistas especializadas. Influye mucho cómo van vestidas las Falleras Mayores de Valencia, aunque reconocemos que estéticamente es más favorecedor algo de vuelo que ir sin nada de vuelo, como hace unos años atrás. De esta forma se lucen tanto los tejidos como la figura de la mujer, ya que al ir más hueca se realza la cintura.
Respecto a los aros pensamos que mejoran el redondo de la falda evitando que haga picos, y además como falleras reconocemos que es más fácil caminar porque dejan más espacio a las piernas. Eso sí, tienen que ser suficientemente flexibles para poderte sentar. Quizá para las niñas no sean tan estéticos a la hora de sentarse, con lo cual podríamos pensar en hacer otro tipo de ahuecador para tallas pequeñas. Se ha comentado reducir los metros de caídas en las faldas, pero de todas formas eso es muy relativo porque si la cintura mide menos de 60 cm. necesariamente hay que poner menos de tres caídas y media, que es lo habitual, pero si mide más, la falda acepta todo el tejido sin problemas y de esa manera el vuelo es más bonito y luce más. Sea como sea, la opinión que importa es la de las falleras, que son realmente las que marcan las tendencias a la hora de elegir su vestido de valenciana y está claro que las modas irán cambiando cada temporada y tanto las faldas como los corpiños, manteletas y todo lo demás seguirá evolucionando como todas las cosas. Eso demuestra que la indumentaria valenciana sigue viva y se adapta al siglo XXI y no se quedo estancada hace tres siglos.
Faldas de altos vuelos, mi eterna discusión con mis nuevas clientas. Hay que emplear el sentido común, no podemos llevar una falda que nos lleve a nosotras, tenemos que llevarla nosotras a ella.
Debemos pensar que en la época en la que nos movemos no se llevaban miriñaques. ¿O tenemos que ponernos lo que algunas empresas quieran?
Los tejidos con los que confeccionemos la falda son muy importantes a la hora de saber que ponemos para que nos ahueque.
Pensar que se ponían hasta cuatro, cinco, seis, etc. enaguas para que les levantara la falda, lo cual quiere decir que según la falda que llevaban así tenían que ahuecarse. Lo que no significa que fueran como mesas camillas. Dejar que los profesionales, no los comerciales os ayuden a vestiros.
Mi opinión sobre este tema es que hoy en día se llevan las faldas demasiado anchas o con excesivo vuelo. Pienso que el traje de valenciana ha alcanzado unas medidas impropias de la tradición. En ninguna época la mujer valenciana vistió como lo hacen las valencianas en la actualidad, pero tenemos que reconocer que los tiempos y las modas cambian, y las chicas quieren verse elegantes, favorecidas, actualizadas, etc. Para eso estamos los indumentaristas, que tenemos que aconsejar a las valencianas de hoy. Pero el gran problema que tenemos es que las telas de hoy en día pesan mucho, porque llevan mucho metal, mucho bordado, muchas pasadas de color, y para aguantar todo este peso hay que poner un ahuecador que lo aguante. Sí que es verdad que hay chicas que se pasan y que les gusta verse muy huecas. Pero para eso estamos nosotros los indumentaristas, para aconsejarlas y concienciar a la gente de que así no van bien y que con menos tela va a ir más cómodas y le va a pesar menos. Por supuesto esto lleva a poner menos ahuecador.
No se puede ir como antiguamente iban porque las modas han cambiado, pero tampoco como ahora van algunas. Luchemos todos para que el traje de valenciana no se convierta en un disfraz y que se lleven las medidas oportunas.
Ma-vi-mar
En primer lugar, decir que Ma-Vi-Mar apoya firmemente la iniciativa de reducir el vuelo de las faldas. Recordamos que ante todo somos indumentaristas y artesanas que nos preocupamos por querer conservar la autenticidad en nuestro traje regional, y trabajamos para que no se desvirtúen nuestras tradiciones en un tema tan importante como es el de la indumentaria.
La fabricación del Alçaor llegó al darnos cuenta de que en el mercado no existía ningún cancán o ahuecador, ni personalizado, ni artesano, ni a medida. Tuvimos el valor de diseñarlo y lanzarlo a la venta. El Alçaor es ligero, flexible, estable, duradero y su vuelo es natural y armonioso como se pueden ver en las obras de nuestros pintores valencianos.
Cada vez más perfecto el Alçaor se confecciona adaptándolo a la ergonomía y necesidades de cada clienta. Estamos convencidas de que el Alçaor aporta mucho y muy bueno a nuestra indumentaria.
Tenemos que concienciarnos que el tema del vuelo, es un problema serio que hay que solucionar en colectivo, desde el diseñador de la tela a la empresa de tejidos, indumentaristas, etc., porque el peso de la tela y el dibujo influyen a la hora de que la falda tome un vuelo más o menos correcto.
Creemos que la solución la tienen nuestros altos cargos en el mundo fallero de asesorar y educar a la mujer fallera. Solo así, entre todos, conseguiremos que nuestra indumentaria no se siga desvirtuando, y se conserve toda la autenticidad de nuestro traje regional.
MA-VI-MAR apoya plenamente esta iniciativa como ya lo viene haciendo años atrás.