Trasas el concurrido paseo por el centro de Pintor Sorolla, interrumpido en ocasiones por los aplausos de los clientes, la comitiva fallera se desplazó al edificio de Colón donde en su última planta se celebró la recepción.
Con unas breves palabras de agradecimiento previo, se procedió a la entrega por parte del máximo responsable de la empresa, de los tradicionales abanicos con que la firma comercial agasaja a las Falleras Mayores y sus cortes de honor cada año. Al término de las entregas se procedió a la firma en el libro de honor para degustar como punto final un suculento aperitivo para todos los presentes.