Al sonar del “Senyor pirotècnic, pot començar la mascletà” se inició a su vez el tributo de los amantes a la pólvora a todo un “mestre coeter”
Cuando Gregorio Juan "Gori" daba fuego al que posiblemente sea su último disparo en la catedral de la pólvora, en el “sancta santórum” de los maestros, la plaza calló para escuchar la sinfonía del fuego.
El reconocimiento se inició una hora antes del disparo, la Fallera Mayor de Valencia y su Corte de Honor quiso también estar a pie de plaza para rendir homenaje a un maestro de maestros. Igualmente el alcalde de “su” Mislata, Carlos Fernández Bielsa, junto a varios integrantes del consistorio mislatero, hacían lo propio y acompañaban al pirotécnico que sueña con un museo internacional de la pólvora en sus instalaciones pirotécnicas.
De inicio a fin un disparo de los que dan fama a la plaza. Rítmico, elegante y sin decoraciones superfluas. Nada de ruido por ruido, todo en su justa medida, llevándonos a las volcanadas de cierre, que quedarían acalladas por una multitud que como arrebato final, pondría el broche de oro al disparo con sus aplausos.
Unos aplausos entre abrazos y vítores llevaron en volandas hasta el balcón consistorial a uno de los mitos de la pólvora, quien reverenciaba instantes después a una multitud que venera y venerará a los grandes maestros.
Día para la historia en la plaza del “cap i casal”, día para recordar, día para contarle a nuestros nietos: “yo vi a Gori disparar su última mascletà a mano, en la catedral, allí donde sólo los grandes tienen derecho a unos instantes de gloria”
PD: Tampoco hubo presencia política en la barandilla del balcón municipal, por lo tanto, y más en un día como hoy, las protestas serían insignificantes.