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Y después de 19 días de plena actividad llega el final de todo el ejercicio fallero con la cremà de todas las fallas plantadas, tanto mayores como infantiles. 19 días intensos en los que los actos se han sucedido con un ritmo impresionante que han hecho moverse a un colectivo formado por unas 100.000 personas para poder generar esos más de ocho millones de euros que han supuesto la construcción de casi 800 monumentos, de los que 380 pertenecen a la categoría mayor y otros tantos a la infantil. Y que conste que estamos hablando de la ciudad, porque otros 700 se han construido en los diferentes pueblos de la provincia de Valencia, incluyendo algunos de Alicante y Castellón.
19 días de plena actividad que se intensifican la semana fallera cuando los monumentos salen a la calle, cuando se adornan las diferentes demarcaciones, tanto en iluminación como en decorados, para recibir a más de dos millones de visitantes en toda la provincia- 1,2 millones en la capital- que llegan de toda la geografía española y de diferentes partes del mundo. Una población esta que se añade a la habitual y que hace que durante esos últimos días, las calles de Valencia se conviertan en verdaderos ríos de gente que anda de un lado para otro visitando los más importantes monumentos y las calles mejor decoradas o iluminadas. Este flujo de visitantes que ha hecho que el sector de la hostelería pusiera el cartel de completo, lo que ha significado unos ingresos de más de 60 millones de euros en tan sólo estos últimos siete días.
Así es la fiesta de las fallas, todo un año trabajando para conseguir hacer feliz a la gente durante esos 19 días, y más concretamente la semana fallera. A partir de estas cenizas que nos deja la cremá de todos los monumentos, se genera la ilusión de un nuevo ejercicio que empieza el día 20 de marzo. A partir de mañana, los falleros olvidan lo pasado y se centran en buscar métodos para conseguir los presupuestos necesarios para que el ejercicio que se inicia sea mucho mejor que el anterior. Así son los falleros.
