La jornada de ayer sería una de esas que vale la pena paladear a pie de calle. Desde media tarde la molesta lluvia dio paso a la tranquilidad, y tras el correspondiente balance de daños, los equipos de trabajo pisaron el acelerador en la cuenta atrás.
Sin lugar a dudas el momento álgido sería cuando desde unos 30 metros de altura descendían los 2.000 kilos aproximadamente de remate que Vicente Llacer ajustaba en la demarcación de Cuba-Literato Azorín, uno de esos momentos que quedarán marcados en las fallas de 2014.
En otras plazas el reloj correría más que en otras. José Jarauta, artista en Ramiro de Maeztu-Los Leones, no podrá completar su trabajo como deseaba. El agua acumulado echo a tierra el remate y si un milagro no lo remedia, no podrá ser alzado de nuevo.
En el Mercado Central el trabajo de Xavier Herrero, plantado desde el día 10, tampoco soportó el fuerte aguacero caído en la ciudad, el brazo con el que sujeta la cimitarra el moro de "Amor entre festes" caería sin remedio, aunque a buen seguro volverá a su sitio natural antes del tiempo marcado.
Alguno problemas han sido quizás de menor calado pero igualmente afectaran en mayor o menor medida al resultado final. El agua y la pintura, sobre todo si está "fresca" son malas compañeras, y en algunos casos los daños han sido importantes. Destacar principalmente los problemas en este aspecto de Mario Gual en l´Antiga, veremos si el tiempo restante permiten acabar el trabajo como estaba esperado.
Pero en todas las plazas, en todos los rincones de la ciudad, una comisión por humilde que sea y un artista, apuran el tiempo para ofrecer lo mejor de su esfuerzo y trabajo. Son las Falla, y es el momento de saborearlas.