Más de 200 kilos se quemaban en la novena de abono, al golpe seco de los truenos de la Alpujarreña.
Los de Ugíjar se dejaron oír en un espectáculo pirotécnico que hizo vibrar la plaza, y cuya orden de disparo se realizó al unísono por las Falleras Mayores y sus cortes de honor simultaneando el clásico “Sr. Pirotècnic” con la lengua de signos.