Llegaba la exaltación de la Fallera Mayor de Valencia, y la cita fallera por excelencia de enero concitaba la atención de propios y extraños. Todo el mundo ponía su mirada en el Palau de la Música de Valencia, lugar que por un fin de semana se convierte en el epicentro del terremoto festivo de la ciudad de Valencia.
La exaltación comenzaba ya desde el momento en que Marina Civera abandonaba su domicilio camino del Ayuntamiento de Valencia, y lo hacía porque era en ese instante cuando se desvelaba el secreto mejor guardado, el color del espolín Fallera Mayor de Valencia, tejido por Vives y Marí: azul atlantis.
MARINA ELIGE EL AZUL ATLANTIS PARA SU ESPOLÍN, INDUMENTARIA PARA UNA NOCHE DE GALA
La cita electoral del mes de mayo azuzó a la clase política, que asistió en masa a la exaltación. Desde el equipo de gobierno, con el alcalde, Joan Ribó, y la primera teniente de alcalde, Sandra Gómez, a la cabeza, pasando por la candidata del Partido Popular a la alcaldía, María José Catalá, junto a la candidata a la Generalitat, Isabel Bonig, hasta ediles del propio Grupo Popular y de Ciudadanos con su portavoz, Fernando Giner, en el palco se colgó el ‘no hay entradas’.
Precisamente, el alcalde Ribó, junto a la presidenta del Palau de la Música, Gloria Tello, y el conseller de Hacienda, Vicent Soler, eran los encargados de recibir a los invitados en el interior del Palau. De esta forma, hicieron su llegada las Falleras Mayores del año pasado, Rocío Gil y Daniela Gómez; la Reina de las Fiestas de la Magdalena de Castellón, Natalia Palacio; y Sara Larrazábal, Fallera Mayor Infantil de Valencia, junto a su Corte de Honor. No asistió la Bellea del Fòc d’Alacant por encontrarse en FITUR.
Llamó la atención la ausencia de ‘trons d’avis’ durante los momentos previos a la llegada de la Corte de Honor y la Fallera Mayor. Al parecer, no se encargaron desde la organización.
Los coches de l’antigor, como es habitual, llevaron a las representantes festivas hasta la puerta del Palau. En un Rolls Royce Phantom III del año 1937 hacía su aparición la Fallera Mayor, Marina Civera, acompañada por el presidente de la JCF, Pere Fuset, y la mantenedora del acto, Rosàngeles Valls.
LAS RAÍCES VALENCIANAS Y LA DOLÇAINA, PROTAGONISTAS
Como espectáculo de la primera parte se puso en escena ‘Arrels’, un viaje hacia las raíces valencianas a través de la voz, la danza y la música. La Banda Municipal de Valencia, bajo la batuta del maestro Rafael Sanz-Espert, contó con la colaboración de Patxi Ferrer y Xavi de Bétera, la Colla Federal de la Federació Valenciana de Dolçainers i Tabaleters, la Rondalla Arnadí y Els Dansainers del Tramusser d’Almussafes.
Todos ellos ofrecieron un repertorio que osciló desde el cant d’estil hasta piezas de banda y dolçaina, riberenques, y composiciones emblemáticas como la marcha mora ‘Kapytan’ de Saül Gómez. Se conjugó un espectáculo que agradó, confirmando de nuevo que la Banda Municipal es siempre garantía de éxito.
MARINA RECIBIÓ SU BANDA
El largo intermedio llevó al inicio de la segunda parte, y los sones de ‘El Fallero’ anunciaron la proximidad de la fiesta fallera a los presentes. A continuación, era la voz de Rafael Martí Monforte la que anunciaba la aparición por el patio de butacas de las componentes de la Corte de Honor, que se disponían a recibir la banda y la joya de manos del presidente de la JCF.
Susana Yagüe Bodoque, Neus Lozola Amargós, María Cavero Cuadros, Azahara Vallet Sánchez, Raquel Avivar Pardo, Ana Ebri Monzó, Elena María Rivero Simón, Laura Bennasar Lafuente, Andrea López Salvador, Marta Alacreu Ruiz, Laura Carballeda Mollá y Paula Santarrufina Terrasa vivieron una noche repleta de emociones.
Las palabras de la voz en off resonaron de nuevo en la sala, pidiendo la presencia "de la senyoreta Marina Civera Moreno". La Fallera Mayor de Valencia accedía por el pasillo hasta el escenario arropada por el aplauso del mundo fallero. El alcalde la ciudad impuso la banda a la máxima representación de la fiesta, que ya con sus símbolos acreditativos saludo a Valencia entera, recibiendo a cambio el cariño de una ciudad y una fiesta puestas a sus pies.
Robert Picazo, primo hermano de Marina, participó en la exaltación como paje de la Fallera Mayor. Robert ya tuvo la oportunidad de sacar la banda de Marina como fallera mayor de su comisión. Además, Javier Giner y Cristina Luján, representantes infantiles de Barrio de San José en 2018, también ejercieron de pajes portando las bandas y los ramos de flores.
OFRENDA DE FLOR Y DE PALABRA
El turno llegaba para las canastillas de flor, las cuales comenzaron su desfile al ritmo de ‘L’artiste faller’. Las instituciones valencianas, la falla de Marina, su agrupación, su sector, y hasta el Ayuntamiento de Cullera, localidad a la que está muy unida, ofrecieron las canastillas como muestra de pleitesía. Curiosa, como siempre, resultó la del gremio de Artistas Falleros, que incluyó la efigie del Ninot d'Or, distinción diseñada por Rafael Raga en los años 60, precisamente en forma de ninot.
Como conclusión llegó el turno de la mantenedora. La valenciana Rosángeles Valls es bailarina y coreógrafa. Fundadora y vicepresidenta de la Academia de las Artes Escénicas de España. Desde 1981 dirige, junto a su hermano, Edison Valls, la compañía Ananda Dansa. En 2018 recibió la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes, además de contar con la Medalla de Honor del Consell Valencià de Cultura y el Premio Nacional de Danza. Rosángeles es hija de Edison Valls, quien fuera presidente de la falla Albacete-Marvá, fundador de la falla Els Doctors, miembro de la JCF y presidente del Colegio del Arte Mayor de la Seda.
La cantante Aisha Bordas, componente de la Corte de Honor de la Fallera Mayor de Valencia de 2013, fue la encargada de interpretar el himno de la Comunidad Valenciana. Con el himno de España se puso el punto final al acto, trasladándose los asistentes al exterior del Palau de la Música para contemplar los fuegos artificiales de Pirotecnia Martí con los que tras la preceptiva orden de la Fallera Mayor vía teléfono móvil, se puso el punto final a la noche.