La plaza se tiñó de morado. Este era el color predominante, tanto de quienes con este reivindicaba la defensa de la igualdad, como de quienes quería buscar la foto fácil.
Banderas y proclamas acompañaron una jornada donde Reyes Martí volvía a la plaza un 8 de marzo, más reivindicativa y combativa que nunca.
Las falleras mayores de Valencia, junto a sus respectivas cortes de honor, dejaban también claro el mensaje con sus pañuelos y abanicos morados, así como en concreto la Fallera Mayor de Valencia, Marina Civera, quien a lo ‘Rosie la remachadora’ mostraba su brazo con el pañuelo morado a modo reivindicativo.
Con esa intención diseñó también Reyes su disparo, blanco y morado sobre el terreno para dibujar un mensaje de humo morado que ascendería al cielo mientras explotaban truenos negros en homenaje a las víctimas de la violencia machista. Un disparo donde más allá de su conjunto y líneas rebeldes que salen fuera de tiempo, nos quedamos con el mensaje que a todos debe unir, el de la igualdad.
Una igualdad de derechos que a todos nos vincula más allá de fotografías interesadas con las mujeres de las Fuerzas de Seguridad del Estado, y más cuando a la conclusión del disparo pudimos ver a tantas mujeres limpiando la plaza. Sí, mayoritariamente mujeres, pueden comprobarlo cualquier día. Quizás el próximo informe de género debería corresponder a instituciones o empresas vinculadas a estas, contemplando la imposibilidad de hacer paro un día como hoy sus trabajadoras. De hecho curiosamente, se vanagloriaba del paro de todas las mujeres del Consell su propia vicepresidenta, que también comentó que acudió a una mascletà disparada por una tal Reyes “Montiel”.
En el balcón la intensidad de paso no menguó, y allí pudimos ver a un buen número de representantes de comisiones intentando poder disfrutar del disparo entre un nutrido grupo de 'morados' invitados.
Un día de justa reivindicación a la que como no podía ser menos, nos unimos desde estas líneas, recordando también a algunas de las grandes mujeres de la fiesta que un día como hoy son ignoradas por nuestro consistorio y en particular la concejalía de cultura festiva. Desde la poetisa Ampar Cabrera, hoy precisamente en el balcón consistorial aunque sea ninguneada por el actual consistorio/presidente de JCF, y que decir ya por su Delegación de Medios. O si hablamos de pólvora, mujeres como Josefina Caballer, primera pirotécnica que disparó una Nit del Fòc, o la gran Doña Vicenta, madre de Pepe Nebot Peñarroja. A ellas como a tantas otras anónimas, les debe mucho nuestra sociedad y nuestra fiesta, más allá de proclamas interesadas.