Un disparo con Placido Domingo en la sombra, víspera del 8 de marzo.
De casta le viene al galgo, dice el refrán popular, y es indudable que la familia Nada-Martí lleva la pólvora en la sangre. Los descendientes de la mítica pirotecnia Úbeda saben bien el terreno que pisan, y con la madre, Nuria Consolación Martí, al frente, y sus hijos Diego, Javier y Vicente a pie de cañón, han sabido consolidar el nuevo nombre de la empresa familiar pirotecnia Nadal-Martí en su quinto año en la plaza.
Un disparo compacto y contundente a pesar de no alcanzar los 200 kilos de material pirotécnico reglamentado que comenzó a la señal de “Senyora pirotècnica, pot començar la mascletà”. Una mascletà armónica y efectista que supo hacer vibrar la plaza de principio a fin con el amor a la pólvora y buen gusto de la empresa de l’Olleria. Amor que también llegó a la plaza, con pedida de mano incluida, y que se transformó en caluroso aplauso cuando subieron al balcón Nuria, Nati, y los hijos de Nuria.
Una plaza que pudo contemplar en pasacalle a las Falleras Mayores de Valencia y sus cortes, aunque las miradas más curiosas recayeran en la pareja formada por la vicepresidenta 2ª de JCF, Irene Sánchez Alberola y el asesor, Ramón Estellés Feliu, quienes cogidos del brazo conformaban otra entrañable pareja.
Día donde la Policía Local hacía pruebas con su nuevo ‘juguete’, un dron muy chulo que se paseaba por la plaza en labores policiales.
Día también para cambios de última hora. Que el patronato de Les Arts le quite el nombre del Centro de Perfeccionamiento a Placido Domingo tras ‘asumir’ este las acusaciones de acoso sexual, y que el día previo al 8 de marzo, el Valencia de este “señor” sea programado en la plaza como previo a la mascletà, resulta como mínimo de un mal gusto impresionante, cuyo responsable debería ya tener una metopa con su nombre, ya me entienden dónde....
Menos mal que a pesar del convenio ese que nos venden de sólo música de valencianos o hecha en Valencia, salvo honrosas excepciones y políticamente estudiada, que esto se nos olvida en el discurso, a alguien le entró un golpe de cordura y según se podía escuchar aunque difícilmente, podría será la versión de 1926 de Paul Whiteman la que finalmente se escuchó, lógicamente en inglés, imaginamos que por aquello de evitar una nueva gresca y ajustarse de lleno al citado convenio. Vamos que sí, que "Mermelada i bunyols. Perreo per a tots"