Reyes Martí tiñe de morado la plaza
Nadie se quiso perder la foto. Era día de reivindicaciones, de lazos, pañuelos o camisetas con los que inmortalizar el momento. El Valencia tendrá que jugar a puerta cerrada, pero en el balcón de las vanidades, donde en un extraño concepto de igualdad se veta a los profesionales, parecía desbordar por los extremos de un gentío deseoso de pose, aunque mañana sea otro día y el morado se aparque hasta el próximo año. En esta atalaya del postureo no existe cuarentena alguna, si no baño de multitudes para en apenas 48 horas callar ante un posible Mestalla desierto, donde el orgullo patrio se diluya por los sumideros del cinismo.
En el centro de la plaza, Reyes Martí nos ofrecía un disparo correcto, sin grandes estridencias y algún que otro sustillo inicial, pero bien aprovechado en sus apenas 150 kilos de materia reglamentada, la segunda de menor peso hasta el momento. Una apuesta ajustada pero correcta, inmortalizada con su móvil desde el interior de la plaza, aunque lo importante en un día como hoy, más que la pólvora, es lo que quieran interpretar a través de ella nuestras ‘entendidas’ autoridades.
Una jornada que comenzaba con el homenaje al dolçainer Joan Blasco, organizado por la falla de la Plaza del Doctor Collado, y cuya tabalà sería dirigida por Susana Díaz. Una aportación musical que sería la más aplaudida de la mañana, porque la que sonó posteriormente desde la megafonía, por muy femenina que fuera, había que ir muy ‘moraó’ para consumirla en la plaza un día de fiesta.
Un día de justas reivindicaciones, pero que sería más justa si entre tanta foto nos acordáramos realmente a diario de todas ellas, mostrando esa igualdad que se reivindica a diario en todos los sectores. No vi hoy en la foto del balcón a ninguna de esas mujeres que limpian las calles después de la mascletà todos los días, y que curiosamente ahí si son mayoría. Vaya también por ellas el 8 de marzo.