La pandemia de la covid-19 suspendió las Fallas de 2020, pero además lastra el reinicio de la actividad en el mundo de la fiesta. La grave crisis económica de los sectores productivos y la complicada situación social que se plantea son las constantes de un ejercicio difícil.
El pasado sábado, con la entrega de premios realizada en el Palacio de la Exposición, se llevó adelante más que un acto fallero un gesto, un símbolo. Una muestra de que, de momento, nada será como antes, pero será de otra forma. Ser o no ser no es una opción. Ser es la única respuesta.
La ilusión por volver a participar en un acto fallero impregnó las miradas de los participantes. Y tuvo que ser la mirada porque la sonrisa, de momento, quedará franqueada por la imprescindible mascarilla; unas mascarillas que ya se imponen como complemento a juego con los trajes.
Vestirse de nuevo de valenciana, vivir todo el ritual, todo el proceso, también es fuente de ilusión. La emoción de volver a lucir la indumentaria tradicional es complicada de describir, pero siempre intensa. Precisamente en este sentido se manifestaban las Falleras Mayores de Valencia, Consuelo Llobell y Carla García, cuando, para la confección de los reportajes que pueden verse en los números 354 y 355 de Actualidad Fallera, se volvieron a vestir de valenciana tras la cancelación de la fiesta. Pura emoción e ilusión.
Ana Villanueva: La ilusión de volver a vestirme de valenciana se apoderó totalmente de mí y por supuesto, no pude evitar la piel de gallina y soltar alguna que otra lágrima al oír en el acto que estábamos de vuelta”.
Ana Villanueva, fallera mayor de Reino de Valencia-Císcar, acudía para recoger uno de los premios a mejor ninot de sección. Afirma que “estaba nerviosa, como volver a empezar los primeros actos del reinado. Incluso me peiné el día anterior y me gustó saborear, aunque fuera durante un ratito, poder llevar de nuevo el traje, los moños y la banda de fallera mayor. La ilusión de volver a vestirme de valenciana se apoderó totalmente de mí y por supuesto, no pude evitar la piel de gallina y soltar alguna que otra lágrima al oír en el acto que estábamos de vuelta”.
Alejandra López es la fallera mayor de Isabel la Católica-Cirilo Amorós, que acudía a recoger premio del concurso de calles iluminadas. Declara que “después de haberse cancelado las Fallas y de tantos meses sin vestirme sentí mucha emoción. Me encantó volver a sacar el traje junto con la banda y poder pasear por Valencia vestida de valenciana. Fui muy feliz al tener la oportunidad de volver a vestirme y de cerrar el ejercicio 2020”.
María Albors, fallera mayor de la Plaza del Pilar, afirma que el sábado vivió "una sensación agridulce difícil de explicar. Fue muy emocionante volver a peinarme y vestirme de valenciana, ya que hacía medio año que no lo hacíamos, además volver a ver a otros representantes de diferentes comisiones en el palacio de la Exposición, a Consuelo y su corte". Asimismo destaca que "recoger los premios y así definitivamente cerrar el ejercicio fallero 19-20 fue una forma de darnos cuenta de que nuestra fiesta poco a poco volvía a resurgir, aunque fuera con estrictas medidas de seguridad. Creo que tenemos que acostumbrarnos poco a poco a esto y saber convivir con ello. El sábado fue una de las primeras lecciones, pienso que vamos avanzando y ojalá poder volver a vestirnos pronto".
María Albors: "Fue muy emocionante volver a peinarme y vestirme de valenciana, ya que hacía medio año que no lo hacíamos, además volver a ver a otros representantes de diferentes comisiones en el palacio de la Exposición, a Consuelo y su corte".
Los artistas falleros también asistieron a la cita el pasado sábado, como el caso de Ángel Navarro, ganador de mejor ninot infantil de sección para El Quarantahuit. El acto, para él, “fue extraño pero positivo. Según me acercaba por la Alameda hasta el Palacio de la Exposición me encontré por el camino con varias falleras y presidentes que se dirigían hacia allí también. Por un momento me pareció volver a la ‘verdadera normalidad’, pero la mascarilla que llevábamos todos me hizo recordar la realidad”.
Ángel Navarro: "El acto del sábado era, en mi opinión, necesario, yo diría que hasta obligado. Creo que es una manera de intentar que la rueda no pare".
"El acto del sábado era, en mi opinión, necesario, yo diría que hasta obligado. Creo que es una manera de intentar que la rueda no pare, que la gente no se desilusione, que sigan pensando que todo esto pasará. Creo que, si con actos como el del sábado se consigue que el ánimo no decaiga, que la gente siga perteneciendo a las comisiones independientemente de que haya más o menos actos, el esfuerzo valdrá la pena. Yo personalmente vi un rayito de esperanza, por supuesto que de momento no será como antes desde luego, pero es el inicio de una vuelta a la actividad fallera que hace mucha, mucha falta”, concluye Navarro.
Vicente Torres, integrante de Sacabutxart, equipo de artistas falleros que también acudían a recoger sus premios de mejor ninot de sección, destaca que el acto simbolizó para él que “poco a poco se va viendo la luz”.
Los presidentes asistían junto a sus falleras mayores y artistas a la cita, y lo hacían tras medio año nunca antes vivido y extremadamente complicado para el desarrollo económico y social de las comisiones.
Javier Sanz, presidente de Dr. Serrano-Carlos Cervera, resalta “la ilusión y las ganas de volver”. “Dentro de la situación descafeinada de no celebrarse en la plaza del Ayuntamiento, el acto supuso abrir una puerta a reactivarnos, y a que se vuelva a ver las fallas”.
Javier Sanz: "El acto supuso abrir una puerta a reactivarnos, y a que se vuelva a ver las fallas”.
José Vicente Gay, presidente de la falla Els Doctors, afirma que la vuelta a la actividad fallera tiene “un sabor agridulce. Tristeza por ir a recoger los premios sin la comisión que tanto se esfuerza para conseguirlos, sobre todo los infantiles a los que el día de la recogida de premios les gusta mucho llevar los premios y colocarlos en la falla”. Pero por otro lado se manifiesta “contento de que la actividad fallera se retome” y de poder acompañar “a Blanca, mi fallera mayor, aunque sea para la recogida de premios”.
En el mismo sentido se expresa la presidenta de Arzobispo Olaechea-San Marcelino, Silvia Atienza, quien tuvo amalgama de sensaciones. Por un lado, la “ilusión por tener un acto, que estuvo muy bien organizado, la verdad”, pero también “tristeza por recoger los premios de esa manera, que se entiende la situación y es lo que hay, evidentemente”. Atienza reflexiona que “tenemos una pandemia encima y de la manera que se hagan las cosas es complicado”.