La indumentaria ya no aguanta más. Así se ha demostrado esta mañana con la presentación de un estudio que ofrece una “radiografía fiel”, del sector, tal y como en repetidas ocasiones ha subrayado el coordinador de este, José María Chiquillo.
Junto a Chiquillo, que ha tenido un recuerdo al inicio para todos aquellos que han sufrido y sufren los efectos trágicos y devastadores de la pandemia, han comparecido el maestro mayor del Gremio Artesano de Sastres y Modistas, Fran Tochena; Vicente Genovés, presidente del Colegio del Arte Mayor de la Seda e Irene Mª Sancho, presidenta de ASCIVA, asociación de comercios de indumentaria valenciana.
En el estudio, realizado a partir de los datos económicos, fiscales y financieros de 120 empresas de toda la Comunidad Valenciana, se confirma el hundimiento del sector debido a la crisis provocada por la pandemia de la COVID-19. Hablamos de un descenso de facturación media del 90,9 % con respecto al año 2019, en el que se facturaron 39,9 millones, en contraste con los 3,6 millones de 2020. En el otro extremo, el de los gastos fijos (salarios, IRPF, seguros), están los 17 millones de 2019, en plena actividad, contra los más de 9 millones de gastos en 2020, donde la actividad ha sido prácticamente cero. Cabe reseñar, asimismo, que estos 120 negocios generaron cerca de 500 puestos de trabajo en 2019.
Estos datos, “reales, matemáticos, estadísticos”, como ha resaltado Chiquillo, hacen a los convocantes “acreedores de poder exigir con firmeza a las administraciones responsabilidades” para la salvaguarda y el fomento del elemento patrimonial de la indumentaria, tal y como indica el expediente de las Fallas como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, y la pervivencia de un “legado histórico de más de cinco siglos”.
Fran Tochena afirmó que el sector vive una “situación agónica evidente”. Desde la declaración del estado de alarma “somos uno de los sectores al que le ha sido posible trabajar”, apostillaba.
Genovés, por su parte, valoraba el Plan Resistir de ayudas como “pan para hoy, hambre para mañana”, y avisando que “nos jugamos la continuidad de poder fabricar seda en Valencia”.
Dentro de los porcentajes llama la atención que la facturación en los sederos cae hasta el 98%. “Ya veremos en 2022 y 2023 quién confecciona los espolines de las Falleras Mayores”, se llegó a afirmar desde la mesa, haciendo referencia al grave peligro de las empresas.
Irene Sancho reincidía en la situación crítica para el sector y aportaba otro dato más: en los últimos meses han cerrado 17 tiendas de indumentaria.
El pasado jueves las tres organizaciones realizaron una petición de reunión urgente con el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, adelantando algunos de los indicadores que se han hecho públicos hoy y que son una fotografía de la situación del mundo de la indumentaria.
Bonificaciones fiscales, planes de relanzamiento, ayudas. La búsqueda de soluciones urge para un sector que pende de un fino hilo. Y el hilo ya no aguanta más.