En la década de los años 40 del siglo XX uno de los temas más utilizados por los artistas fue el del estraperlo, las chabolas, los productos adulterados y, en general, las penurias de muchas familias que estaban intentando sobrevivir en la España de posguerra.
El artista fallero Regino Mas refleja la vida cotidiana en varias de sus primeras obras maestras, como La llei de l’embut en 1944 o La bien pagá en 1949, y entre ambas Feria de Muestras en 1947; tres extraordinarios catafalcos con los que consigue tres primeros premios, en los que critica duramente la política del momento, el abandono de la industria, y al comercio.
Es precisamente por la falla de 1947, Feria de Muestras, por la que recibió dos bofetadas. Cuentan los testigos que al entonces presidente de la Feria Muestrario, Ramón Gordillo Carranza, no le gustaron las insinuaciones que le hacían en la falla sobre la escasez de materias que se exhibían en el recinto ferial, así como la insinuación que se hacía, con una cafetera que coronaba la falla, sobre el estraperlo con el café, y lo que menos le gustó fue la semblanza que el señor Gordillo tenía con un ninot de la falla, vestido de camarero, esto último en la escena ‘Pabellón de la Guinea’, en la que dos indígenas le ayudaban a esconder el café en un saco.
A raíz de estos acontecimientos, se organizó una reunión de apoyo al Regino Mas a la que asistieron amigos, falleros y artistas de la època, en la que le mostraron su solidaridad ante los hechos acaecidos y le obsequiaron de forma satírica con un bastón para que se defendiera de otras posibles agresiones. El bastón fue firmado por cada uno de los asistentes a esa cita.