Esto es lo que buscamos cuando denunciamos algo que entendemos no se está haciendo bien. Y no es porque resulte fácil hacer crítica de cuantas cuestiones nos pasan por delante, lo importante es lo otro, aportar ideas que puedan dar con la solución a los entuertos.

Sabido es el problema que arrastramos las comisiones falleras con los locales donde realizar los actos públicos, llámense presentaciones, homenajes o galas de variopinto linaje, recintos caros y lejanos de la urbe.
A los teatros de los que disponemos en la ciudad además de insuficientes les faltan condiciones.
Los Micalet, Principal, Olympia, Talía o Escalante están vetados para las fallas, algunos de ellos, como el primero, hace más de veinticinco años que no admiten, no quieren ni oír hablar de alquilar el local reformado y sufragado por subvenciones institucionales, es decir del bolsillo de los contribuyentes, a ninguna comisión fallera.
En ocasiones convierten esa bombonera de salón en feria de banquetes, para rendir homenajes a sus correligionarios.
Mientras, los falleros tenemos que salir a los pueblos para encontrar cobijo, y en Paiporta, Ribarroja, La Eliana, Castellar, Pinedo, Paterna, Massanassa, Catarroja y Bétera, porque Torrent también rechaza ya cuanto llegue del Cap i Casal, y allá donde nos quieran admitir, nos las ingeniamos para llevar hasta allí a nuestra clientela.
La propia Junta Central Fallera hace años que hace desplazarnos a L' Horta de Castellar para los concursos de teatro, incluso los infantiles.
Cuando los locales habilitados para Junta, primero en el Ayuntamiento y más tarde en la Llontjeta del Mercado Central, se quedaron insuficientes para albergar todo el movimiento que genera la fiesta, hubo quienes solucionaron el problema aprovechando los locales que hoy disfruta el ente autónomo del Consistorio.
Se ha repetido en numerosas ocasiones la necesidad de las fallas de disponer de unos locales propios para este tipo de actividades, un teatro o salón de actos amplio, con disposición para decorados, camerinos y capacidad de localidades para albergar todo acto cultural de los mencionados, además de conferencias, coloquios o asambleas.
Existe un local muy céntrico, cerrado y abandonado desde hace años que sería oportuno revisar y tratar de rehabilitar para estos menesteres. Es el Teatro Princesa de la calle Moro Zeit, tal vez muy deteriorado pero posiblemente menos que lo estuvo la cárcel de Monteolivete, donde hoy radica la Junta Central Fallera.
Las barriadas del Carme, Velluters, Quart, Botanic, Mercat y cuantas fallas entornan el núcleo de las grandes vías, tendrían la proximidad de ese lugar y la comodidad de evitar desplazamientos al exterior. Es cuestión de proponérselo.