ImageY es que no levantamos cabeza en los últimos tiempos. Cuando no son pitos, resultan ser flautas. El caso es que el colectivo fallero siempre tiene alguna asignatura pendiente que aprobar para poder estar en paz con el mundo. Si no teníamos bastante con los problemas que se nos planteaban con vecinos, con emplazamientos de carpas, con cierre de calles, con plantás anticipadas, con... etcétera, ahora nos llega el tema de los casales y de refilón el de las normativas sobre disparo de artilugios pirotécnicos y otros aspectos relacionados con fuegos.
Lo más triste de todo esto es que, como en lo que nos ocupa actualmente, la culpa la tenemos los propios falleros y algún que otro personaje relacionado con la política que quiere ser protagonista, o joder la marrana, al intentar remover lo que no toca para complicar la vida al resto del colectivo.
Vayamos por partes. Si hasta la fecha hemos sido capaces de paliar las dificultades que se nos han ido presentando con las cortapisas que hemos ido encontrando, con más o menos razón por parte del denunciante, lo que no se puede entender es que alguien venga a "menear" el asunto para que todo lo andado durante tantos y tantos años se nos venga abajo. Porque señores, por mucha pasividad, por mucha benevolencia, por mucho respeto a las tradiciones, lo bien cierto es que se va a regular el funcionamiento de los casales, con lo cual vamos a dar cobertura a denuncias en toda regla que nadie podrá obviar por el simple motivo de que ahora sí que estamos dentro del círculo y no tenemos escapatoria para alegar absolutamente nada.
Varias son las opciones que, parece ser, se nos van a dar, pero a pesar de ello, con la que decidamos quedarnos no tendremos más remedio que atenernos a lo que en ella se nos marque, lo que significa perder todo de lo que hemos gozado hasta el día de hoy.
Se acabaron los horarios flexibles de apertura de casales, se acabaron las actividades extrafalleras, se acabaron las partidas hasta altas horas, se acabaron los gritos y algarabías y se acabaron la falta de seguridad, aforo incontrolado, no salidas de emergencias, etcétera.
A partir de la nueva ley que se nos asigne, la concienciación de cambio de comportamiento ha de ser un hecho que debemos de asumir con todas las consecuencias, y todo porque a alguien que no ha querido respetar lo básico, como es reunir unos mínimos requisitos para abrir un local, se le ha ocurrido la brillante idea de movilizar al personal y pedir una reglamentación. Pues ahí vamos a tener lo que pedíamos y con ello vamos a conseguir quitar muchos problemas a gente que siempre ha estado pendiente del colectivo para quitar hierro a las denuncias que se han ido produciendo y evitar que llegaran a mayores. Chapeau por la brillante idea.
Pero, como decía al principio, los problemas nos llegan por todos lados, y no somos capaces de quitarnos las pulgas de encima. Si ya teníamos problemas con las normativas de disparo de artilugios pirotécnicos, ahora, parece ser que peligran otros espectáculos pirotécnicos que tienen un arraigo de tantos años.
El concejal de Fiestas y Cultura Popular, Félix Crespo, presentó en la sesión extraordinaria de la Junta de Gobierno Local, una moción con el fin de recordar al Ministerio de Industria y al de Presidencia que sólo nos queda un año de la moratoria de la Directiva Europea por la que impedía el uso de material pirotécnico a menores de 12 años, al mismo tiempo que pide que se reafirme en los argumentos para que se transcriba la citada directiva, matizada o excepcionada para Valencia y Alicante. Y es que siempre vamos con prisas, porque ya han pasado dos años y nadie ha reclamado nada, ni nadie ha dicho esta boca es mía. A buen seguro que llegará el próximo ejercicio, se nos echará encima la fecha de esa moratoria y todo continuará exactamente igual. O hacemos algo ya o nos encontraremos con el mismo problema sin resolver y de nuevo nos entraran las prisas con lo que daremos pie a nuevos remiendos y ninguna solución.
Respecto a lo que la Unión Europea dictamine sobre cordás y similares, no queremos entrar de momento, ya que tiempo tendremos de analizar las consecuencias y los efectos.
Pero lo bien cierto es que no nos quitamos las pulgas de encima, y que unas veces por los de fuera y otras por los de dentro, el colectivo nunca está tranquilo. Ver para creer.
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