Carro vacío

Punxes okSaben aquell que diu?  Llega un bombero a la cremà de una falla de Primera, una hora más tarde de lo previsto, la mira de arriba a bajo y dice: Va a hacer falta agua. Y hace esperar una hora más a que acuda una motobomba. ¡País!

Saben aquell que diu?  ¡Oye, oye! Que hemos encontrado la falla que nos robaron y la hemos vuelto a plantar.  - ¿La misma? - Sí, la misma y, fíjate tú, nos la han vuelto a pagar, y a premiar. - No jodas! ¿Y eso cómo es posible?  - ¡Ay! Porqué somos muy “modernos” ¡País!

Saben aquell que diu?  Un comentarista de televisión retrasmite el acto de la ofrenda que se celebra bajo la lluvia y llevado por el fervor ‘mariano’ proclama: - Este es el acto central de las Fallas, el que da sentido a la fiesta (sic). ¡País!

Saben aquell que diu?  Estando reunido el jurado de fallas de una sección, una de sus componentes justifica su fallo: - “El primero es para esta falla porque así me reconcilio con el sector después de lo ocurrido en septiembre”. ¡País!

Saben aquell que diu?  En este mismo ‘egregio’ jurado, aquellos que llevan la voz cantante puntuan con ceros el Ingenio y Gracia de algunas fallas de la mencionada sección. Un compañero de jurado les pregunta: - Oye, ¿por qué les poneis un cero en Ingenio y Gracia? - Porqué tratan temas políticos y actuales. Son críticas demasiado recientes (sic). ¡País!

Saben aquell que diu?  Una comisión de falla consigue, no sin dificultades, ver las puntuaciones de los jurados de su sección, comprobando que sólo han recibido puntuación de Ingenio y Grácia las tres que han obtenido premio del mismo. Alguno de los presentes exclama: Xe! ¿Y estos han hecho el cursillo de jurado? ¿Dónde? ¿En la feria? ¡País!

Saben aquell que diu?  Se reúne otro ‘egregio’ jurado para fallar un premio de crítica local y ante la disyuntiva de darselo a una crítica o a un chiste, se lo dan a un chiste… ¡por segundo año consecutivo! ¡Tranquila, yo se lo justificaré!, le dice el ‘empeñado’ a la secretaria. ¡País!

Saben aquell que diu?  Que se juntan todos los partidos políticos de les Corts y acuerdan presentar una enmienda transaccional para impulsar la creación de un ‘Patronato de las Fallas’ a nivel comunitario antes de seis meses. Y va y, ¡ya han pasado once (11) meses desde aquello! Xe, sí! ¡País!

Saben aquell que diu?  Un portavoz parlamentario presenta una proposición no de Ley (PNL) en el Congreso español, con la consiguiente colgada de medalla por parte de su concejal en València. Y va y resulta que no se ha leido el texto de la ley de mecenazgo, y basa su proposición en una barbaridad legal y jurídica, poniendo en peligro otras iniciativas y procedimientos más estudiados que están en marcha. Unos fenómenos. ¡País!

Saben aquell que diu?  Se encuentran el presidente de la falla y su artista semanas después de la cremà. Y el presidente va y le dice: - Oye, me harás la falla, ¿no? – Pues va a ser que no. -¡Hostia! ¿y ahora qué? ¡País!

En homenaje a dos grandes del humor y la crítica: Eugenio y Forges.

 

 

 

Julio ok

La que liaste pollito. Con lo poco que te gustaba ser el centro de atención y te convertiste en el punto de mira del colectivo fallero y fogueril, de los hermanos en el fuego. Su respuesta no puede ser más acorde a lo sembrado. Respeto, admiración e incontables muestras de un cariño que te ganaste con tu forma de ser y honradez como profesional, durante todo el camino andado y plantado.

Si echo la vista atrás recuerdo que yo tenía apenas veinte añitos y tú veintisiete. El destino y la falla de Pryca hicieron que lo acordado se aplazara, quedando en tus manos la falla de mi comisión. Tres años habían pasado de tu bautismo de fuego para ejercer como agremiado, y yo andaba, cámara en ristre, metido en el nacimiento de un medio de comunicación fallero.

No era mi primer taller. Tuve suerte, este bendito veneno me llegó desde bien pequeño, pero en el tuyo se respiraba algo diferente. Quizás fuese la edad, o esa forma de ser tuya entre la timidez y la necesidad de gritar aquello que te apasionaba, la que generaba que la escucha fuese sinónimo de aprendizaje.

Tres décadas después y con la experiencia de los años, las conversaciones, en ocasiones ciertamente extensas, seguían siendo igual de productivas. De hecho, y a pesar de no querer nunca cruzar cierta línea, pues dejaste bajo siete llaves la foto que te comprometería, no puedo dejar de reconocer que me enseñaste a ser fallero. A ver las fallas desde otro prisma. Una visión conjunta entre casal y taller, binomio entre artista y fallero que debían caminar siempre de la mano. Empresarialmente hablando era un cliente, y culturalmente hablabas del mecenas que promueve un arte, un oficio único: “Monumentos hay en todo el mundo, fallas sólo en Valencia”, decías con orgullo defendiendo la palabra falla como única posible.

Si gracias a Salvador Gimeno descubrí la obcecación por llevar la palabra agremiado a las más altas cotas de profesionalidad y respeto, contigo aprendí que agremiado debía ser siempre sinónimo de compañero. Una defensa de los conceptos ‘Gremio’, ‘agremiado’ y ‘compañero’, que te generó más de un desengaño, pero no por ello dejaste de ondear esa bandera. Recuerdo bien, tras una situación complicada, cuando a pesar de tu indignación decías: “yo no puedo ir en contra de mis compañeros”. Así lo pensaste siempre, aunque, esto lo digo yo, lo de compañeros, por parte de otros, fuese a veces algo relativo.

Falla, falla y falla. “No somos Artistas, somos Artistas Falleros”. Para algunos podría parecer un menosprecio al oficio, en tu boca era todo lo contrario. La dignificación de un oficio único y completo. El concepto ‘falla’ como razón de ser de una fiesta, de una cultura propia que aglutina diversas disciplinas artísticas que la hacen diferente a cualquier intervención artística en la calle.

Falla, siempre falla. Nacida de la mordacidad. Sátira, santo y seña de tu obra. Ironía que te permitió reírte de todo y todos. Como lo estarás haciendo de aquellos que por ganar un minuto de gloria no tardaron en lucirse en fotos juntos a ti, o escribiendo textos laudatorios con los que limpiar sus conciencias, con las incontables metidas de pata precisamente por ese afán de protagonismo y falta de profesionalidad que tú no tuviste nunca.

Comedido en las formas, claro en el mensaje. Todavía resuena en el Museo Fallero el raje a la nefasta gestión de quienes venían a salvar el mundo. Veremos si tienen lo que hay que tener para cumplir ahora la ‘amenaza’.

Estoy convencido de que seguirás plantando, y espero que en breve arreglen el ‘router’ de ese ordenador que decías iba a pedales, y el bueno de Joan comience a mandarnos las fotos de esa ruta fallera. Que solos nos habéis dejado... (aquí va un exabrupto)

Siempre pensé que un día te llegaría ese presupuesto que te permitiese plantar la falla que te llevara a lo más alto. Me equivoqué. No supe ver que esa falla la llevabas plantando desde 1980 cuando entraste en el taller del sr. Viguer.

No entendí que la falla eras tú mismo, Manolo. El fallero eras tú, y te habías convertido en el propio mecenas de esa falla que quedará para la historia.

Te dije que no me despedía de ti porque no me daba la gana. El 4 de abril, antes de echarte una cabezadita, contestaste con un ‘Hasta siempre’.

Ya hablaremos…