Nada me alegra más en estos momentos que ver cómo tras la tempestad del pasado mes de diciembre, llegaba el sosiego hasta la Asamblea de Presidentes. Y es que ya lo advertía en mi último editorial, lo mismo que se repetía en la mayoría de los foros falleros, la tranquilidad es primordial para entenderse, así como también bajarse de un burro, que ya se ha demostrado que no conduce a ninguna parte.
Esperemos que esto no sea un simple espejismo y que el Sr. Fuset haya reflexionado, que sabemos lo ha hecho, considerando la realidad del colectivo, sus prioridades y su idiosincrasia. Y mira que es fácil, porque siempre ha habido consenso, discrepancias, pero salvables.
Conociendo la actitud del Sr. Fuset hasta la fecha, una gran mayoría podría haber pronosticado la continuidad de la anterior, y todo ello a pesar de que en el Pleno previo a la Asamblea ya se advertía un paso atrás por parte del edil.
Pero las dudas estaban ahí, y todos esperábamos con ansiedad la llegada del día de su celebración, con lo que se despejaría la duda y con ello rebajar el ambiente de crispación que se generó en la anterior.
Hay que tener en cuenta que el Sr. Fuset tiene ideas muy claras respecto al fondo de lo que pretende modificar, lo que ha ocurrido es que lo ha iniciado demasiado de pronto y con prisas, con lo fácil que hubiese sido seguir las pautas que marcó al principio, que no eran otras que quemar las fallas de este ejercicio y afrontar con tiempo el siguiente.
Conociendo al Sr. Concejal, que pocos lo hemos hecho por esas reacciones y tantas prisas, lo que ha motivado un posicionamiento general en su contra, a buen seguro que el concepto sobre su persona cambiaría. Hablar con él supone discusión, supone aceptar ese concepto tan suyo sobre la fiesta, supone para él un posicionamiento en su contra, y supone también quitar de tu cabeza la idea preconcebida después de más de 25 años, en lo que respecta a nosotros y muchísimos más respecto al conjunto de personas que dirigen diferentes entidades falleras, para olvidarnos de ella y abrazar sus teorías.
En el supuesto de que éstas fueran buenas, que no dudamos que una buena parte lo pudiera ser, falla algo tan importante como es venderlas, trasladarlas al colectivo de una forma prudente, pero nunca bajo el signo de que, por ser el presidente de la JCF, tenemos la obligación de doblegar.
Tranquilidad, respeto, interés y ganas de hacer las cosas bien es lo que hace falta. El cómo y por qué, hay que estudiarlo conjuntamente y comenzar a marcas pautas. Analizar lo que el Sr. Fuset lleva en mente, exponer lo que no es negociable y trabajar de la mano hasta conseguir los cambios verdaderamente necesarios.
Nos ha gustado el paso dado para que las asambleas estén presididas por la bandera europea, la española y la de la Comunidad Valenciana, no por nada especial, sino porque todos nos sentimos españoles, europeos y valencianos, tan fácil como eso. Y que no nos vengan con historias pasadas que lo único que conseguirían es abrir heridas ya cicatrizadas.
Estamos en el buen camino, no volvamos a mirar hacia atrás.