
Y mientras el “musicote” corre a cuenta del Ayuntamiento, que no falte “de ná”. Y lo veo muy bien, oigan, más allá de lo gracioso que me parece. Es triste hacer una verbena fallera en el fin de semana antes de las Fallas y que no venga ni el apuntador. Demasiada oferta, muchas verbenas a las que ir y un horario que es el que es.
El ejemplo es claro: La Santa Verbena. La falla de Pere Fuset, Noscarmientas, junto con Dr. Serrano-Carlos Cervera y Reino de Valencia-San Valero vienen organizando una verbena conjunta todos los años para ese fin de semana, y el balance es muy bueno a juicio de lo repleta que se pone la plaza. “Abarrotá”
Me permito hacer una sugerencia para las ayudas a la unión de fallas. ¿Y por qué no darlas a las fallas que se junten y disparen una mascletà de rompe y rasga? Esto me resulta más atractivo.
Vayan apuntando lo de “ayuda” y otros eufemismos para ir desechando lo de subvenciones, que parece que no gusta porque refleja ese supuesto “clientelismo” del que tanto ha hablado Compromís desde la oposición y que ahora, en el gobierno, quiere quitar. Pero en lo esencial, que es en lo práctico y real, más allá de otras consignas que se quieran esparcir para ver si cuelan, sigue siendo lo mismo. El Ayuntamiento da a las fallas a cambio de algo.
Lo que no me hace gracia es el “apagón” que se nos viene encima. No lo digo por el 2% menos de subvención a las luces que se dará este año. Lo digo por lo que se vislumbra para el año que viene, y que podría ser, quien sabe, o la eliminación o el recorte ostensible de la “ayuda” que se da para la iluminación artística.
La fiesta tiene en las luces, aunque no sea algo propio de sus orígenes, una tradición moderna que es reclamo de propios y extraños. Apagarlas sería un error de cara a la promoción de las Fallas en su semana principal. Sin luces, menos motivos para sacarla en la televisión, y menos a nivel nacional.
Lo que sí que se mantiene es la subvención de las fallas. Lógico y normal. Como para tocarla el primer año.
Por cierto, que la ayuda para las verbenas se llama Plan “Germanor”. Mola y viene al pelo. La “germanor” es una de las fases propias del hábitat de la verbena, sobre todo cuando se ha visitado la barra en repetidas ocasiones. “Marcha, marcha, queremos marcha, marcha”.